Personas, no enciclopedias
Una consideración importante a tener en cuenta en el concepto global de la labor educativa sería delimitar claramente cuál es el objetivo del educador frente al del educando. El concepto de educación, bajo mi punto de vista, se ha desvirtuado en sus principios. Muchas veces evaluamos la evolución del alumno en función de una asimilación total y profunda de contenidos, siendo estos parámetros los únicos evaluables en el educando.
Siempre ha habido enciclopedias y desde hace algunas décadas también existen los ordenadores, no transformemos a nuestros hijos en aquéllos. La educación debe ser mucho más y mucho más íntegra. Nos encontramos ante personas en procesos madurativos tremendamente importantes de sus vidas. Es fundamental que la educación responda realmente a su concepto original, a la etimología misma de la palabra “e duco” sacar de, extraer de; o sea, incentivar en el niño los mecanismos que en potencia tiene como persona para que desarrolle los valores que posee. En este sentido debemos tratarlo como tal y la educación debe ser integral. Eduquemos a la persona total.
Ésta y no otra debe ser la labor del educador, para ello resulta vital la toma de conciencia de que su trabajo es referente para las nuevas generaciones de la sociedad que queramos disfrutar en el futuro.